El año pasado, Jose Carra publicaba disco a solo, en directo. Tomemos por ejemplo este tema, Soledad, perla delicada del Maestro Drexler:
La elección es inusual y encantadora, y el buen gusto en el arreglo hace justicia al original. El resultado es rico pero accesible, estilísticamente muy personal, un poco en tierra de nadie.
Jose Carra es nuestro Brad Mehldau.
Por decirlo todo: esta publicación supone entonar un cierto mea culpa. Hace unas semanas me propuse, ocasionalmente, “re-escuchar música ya conocida” en la newsletter. Hoy, complementariamente, inauguro una sección que podríamos llamar “¿qué he estado haciendo con mi vida?”.
Para los que no le conozcan, Carra es pianista de jazz con un sólido bagaje clásico, y malagueño como un servidor. Aunque he sabido desde hace años de su existencia, y habré escuchado alguna cosa ocasionalmente, no fue hasta 2023 que me puse realmente a escucharlo — con parsimonia y atención.
La sensación es la de conocer de repente a alguien que debería llevar en tu vida años. Es una música que me pega mucho, y que he tenido a la vuelta de la esquina.
Nunca es tarde…
La tarea pendiente ahora, eso sí, habrá de llevarme un tiempo: Carra acumula seis discos a solo en la última década. Y merecen ser degustados sosegadamente.
Los tres fragmentos anteriores corresponden a los tres primeros discos de Carra en solitario, con diferencia los que menos he escuchado (todavía).
Mi encuentro con este buen hombre comenzó, en cambio, por sus últimos trabajos.
Santuario es un álbum fascinante, plagado de sonoridades que me son enormemente familiares, desde evocaciones de aire minimalista hasta una exquisita herejía sobre este clásico. Un disco que me sigue resultando especial tras muchas escuchas.
El otro es Satélite, para quinteto, más complejo y expansivo en su concepción. Los temas se toman su tiempo, a veces cuesta discernir donde acaba uno y empieza el siguiente, y presentan con frecuencia cambios imprevistos y sorpresas rítmicas. Me enamoró enseguida esta fantasía cósmica, y me sigue maravillando el disco entero.
Jose Carra me resulta pues un compositor e improvisador exquisito, inspirado, y musicalmente muy cercano. Ahí van mis modestos dos centavos, que espero saquen de la ignorancia a algún otro despistado como yo.
Hasta la semana próxima.