Terrible Angels abría el primer disco de CocoRosie, allá por 2004. Ahora, 20 años después, abre un EP con versiones de algunos de sus temas clásicos, sucintamente acompañados al piano.
Hay algo casi siniestro en su aparente inocencia, como ese cliché de la música infantil distorsionada de las películas de terror. Cotejar la letra confirma esta primera impresión:
If blue-eyed babes raised as Hitler's little brides and sons
They got angelic tendencies
Like some boys tend to act like queens
Y así con todo: CocoRosie es siempre un punto raro (o dos), incómodo, freak.
CocoRosie está formado por dos hermanas americanas, aunque sus orígenes personales son confusos: hay una madre profesora Waldorf/curandera de origen sirio ortodoxo (?), un padrastro líder espiritual new age (??), un padre interesado en la “Religión del Peyote” (???). Eso y muchas, muchas mudanzas.
Tras cierto distanciamiento, se reencontraron de adultas en París, y empezaron a grabar canciones como locas. El resultado es este dúo inefable.
Ya desde su primer disco, La Maison de Mon Rêve, es evidente esa mezcla de muchas cosas: cierto aire vagamente folk, sencillo en la superficie; el uso de instrumentos variopintos, incluyendo de juguete, y de samples de objetos cotidianos; una estética y producción raritas, todo muy lo-fi.
Como me ha sucedido con frecuencia en estos últimos meses, al conocer a un grupo con cierta trayectoria a sus espaldas, acabo explorando simultáneamente desde ambos extremos: lo más reciente y lo más antiguo. Tras su debut, Noah’s Ark profundiza en las peculiaridades del dúo, su estética hortera, su sarcasmo.
Escuchando esta música, que apenas acabo de conocer, no he podido evitar imaginar cuál habría sido mi impresión de haberlo hecho en su momento, cuando empezaban su andadura. Mi yo del pasado, tímido alumno de instituto, músico entusiasta e incipiente, supongo que orgulloso de sus gustos musicales, un tanto limitados…
Intuyo que le habría parecido una estupidez monumental.
Hoy me parece interesante y refrescante. Música siempre sorprendente, con cierto aire de boceto, y lo suficientemente inteligente como para no tomarse a sí misma demasiado en serio. A la vez, es fácil dejarse engañar por ese tono naíf y no leer entre líneas, pues no dan puntada sin hilo — “Stop the slaughter of our daughters!”, gritan estas lágrimas por los animales…
Los raritos de la clase son, quizás, los que tienen más papeletas para acabar en profesiones artísticas. Espero que hayas disfrutado a estas dos hermanas extrañas. Se aceptan recomendaciones a cambio.