
Emerjo por un momento de la cueva para compartir un último descubrimiento de este 2024 que ya casi acaba. Lo firma Julia Holter, que me resulta enigmática. El disco, publicado en marzo, es hermoso y extraño:
Así pues, no me resisto a explorar brevemente a esta artista con notable trayectoria ya, aunque nueva para mí. Prometo no extenderme: mi presente no está para muchas palabras.
Julia Holter es americana, algo así como cantautora vanguardista, con dinámicas pop pero a la vez con extensa formación universitaria en composición. El disco, su sexto, es un tanto etéreo pero bien hilado, riquísimo en detalles y texturas, siempre fluido y siempre sorprendente.
En mi cabeza, sería familia de Marina Herlop o de la enorme Björk: raras hasta el límite de lo tolerable; siempre un poco retorcidas, no por ello menos interesantes.
Como tarea pendiente (para otro año menos ajetreado), bucear en sus discos anteriores:
Es siempre estimulante observar cómo se encuentran espacios musicales en los intersticios, en ese terreno un tanto áspero, de difícil etiqueta — en este caso, llámalo chamber pop, llámalo raro-pero-con-sustancia.
Cierro con el comienzo del disco, otro ejemplo de sutileza tímbrica y textural, otro tema amable pero atrevido, con sorpresas a la vuelta de cada esquina.
Este será el último descubrimiento musical del año en este espacio. Para el que viene, ya se verán los ritmos sobre la marcha. Gracias por tu paciencia, y espero que lo hayas disfrutado.