“Benedicte se inspira en la ecosofía (økosofi), fundada por el filósofo noruego Arne Næss (1912-2009). Esta se basa en la idea de que los seres humanos forman parte de un sistema ecológico interdependiente con la naturaleza, y que toda la vida y toda la rica diversidad de la naturaleza tienen el mismo valor. El tema Heilo presenta esta perspectiva, en la que los músicos juegan con el ritmo del característico sonido del pájaro Heilo.”
Lo anterior es la descripción que hace la propia Benedicte Maurseth de Heilo, este tema a la vez vivaz y estático de su último disco, Hárr, de 2022. Más allá de su temática ornitológica, a mi me recuerda a la vez a los minimalistas americanos y a cierto disco inolvidable de Kronos Quartet.
Maurseth es noruega, música ligada al folk del lugar, cantante e intérprete de un tipo de violín autóctono, el hardingfele o violín de Hardanger. Sus intereses parecen ser amplios, en cualquier caso: en su primer disco en solitario, Alde, tocaba también la viola d’amore, esa rareza barroca; en este último combina la sonoridad tradicional de su instrumento principal con elementos electrónicos.
Algunos de los temas tienen un aire algo más experimental:
Otros, en cambio, son abiertamente danzables. Mi favorito es el tema homónimo del disco, Hárr:
Escuchando la música anterior de Maurseth, este último álbum destaca en algunos aspectos. Los dos anteriores tienen una instrumentación más recogida: son discos puramente solistas; en ambos, además, canta. Uno de ellos está en gran medida dedicado a arreglos de música tradicional Noruega. En comparación, Hárr me resulta más interesante: más original en la sustancia, más rico en las texturas.
Lo dejo por hoy con Reinsdyrbjøller (¿botas de reno?), música espaciosa y meditativa, delicada, sutil. Ciertamente invernal. Muy nórdica, supongo.
Incurro por segunda vez en lo que va de año (aquí la primera) en exploraciones escandinavas — espero que lo hayas disfrutado.