Fuera está nevando, pero aquí dentro se está calentito. Estos dos amigos beben café y disfrutan tocando juntos — creo que no hay nada más, aunque tampoco menos…
La semana pasada publicaron este su cuarto álbum, Superkilen, con Gondwana Records, de la que ya escribí antes del verano. Como su música anterior, es un disco discreto, honesto, nocturno.
El dúo es danés, formado por Nikolaj Svaneborg a los teclados y Jonas Kardyb a la batería. Vagamente jazzísticos, pero sobre la sonoridad electrónica del Wurlitzer, su música es serena y cálida; sencilla pero emotiva. Tiene un carácter repetitivo muy notable, pero me llevo bien con ciertos minimalismos.
Este tema escueto tiene un inevitable aire a videojuego tranquilo:
Descubrí a Svaneborg Kardyb el año pasado, gracias a su anterior disco, Over Tage, que es sin duda de mis descubrimientos musicales más apreciados de 2023. Así comenzaba:
We started in the earliest of mornings over the blackest of coffee, sometimes even without talking, just music. Immediately we felt a connection between our personal style of playing and the compositions emerged like out of nowhere.
(Empezamos muy de mañana con café muy negro, a veces incluso sin hablar, sólo con música. Inmediatamente sentimos una conexión entre nuestro estilo personal de tocar, y las composiciones surgieron como de la nada.)
Es inspirador este gusto por el arte directo, transparente, sin fuegos artificiales — el manido menos es más. Música de amigos y para amigos, felizmente a contracorriente.
Cierro por el principio, el tema que abre Superkilen, y que le da título.
Bienvenidos al norte, pues. Se aceptan sugerencias musicales de vuelta — de cualquier latitud.